RONDA | OPINIÓN

Los gatos no se tocan

Ronda24horas | 26/09/2022
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Los gatos no se tocan
Artículo de opinión escrito por Arantxa Guerra. 

Qué decepción, una vez más, y qué tonta por pensar que al tratarse de una rueda de prensa daría la cara algún miembro del partido gobernante para, de este modo, dar explicaciones de primera mano y responder a las dudas de los tantísimos ciudadanos y las tantísimas ciudadanas que exigen y merecen un discurso lógico.
Hay tantas cosas que deberían ser nombradas aquí, cosas incomprensibles que hacen que el funcionamiento de este pueblo, "Ciudad Soñada" como muchos aún se atreven a llamarla, sea una auténtica vergüenza, pero no voy a hacer la lista interminable sino a hablar del tema que ahora nos atañe: La colonia de gatos de Blas Infante “La Sevillana”.

Ni me lo creo ni me lo dejo de creer -no tengo pruebas para incriminar a nadie-, pero en los tiempos que tenemos encima, la figura política (de cualquiera), sea del partido que sea, se ha ganado con creces el descontento y la desconfianza de la ciudadanía. Nadie merece ser amenazado, es más, quien interviene en una causa que lo único que espera es el bienestar incitando al odio, lo único que hace es manchar el nombre de dicha causa y no ser digno de estar dentro de ella; pero la alcaldesa de un pueblo que no es capaz de dar la cara, para mí, no representa el papel de la credibilidad. Y un concejal de medio ambiente que, en mi más sincera y humilde opinión, sólo lleva en el cargo una etiqueta, sin tener la capacidad de la autocrítica echando un vistazo a su alrededor -de tal modo comprobaría lo sucia y abandonada que está Ronda- y dedicando palabras tales como “Triste y lamentable” a un grupo de personas que se concentraron de forma pacífica y respetuosa y preocupadas por el bienestar de unos animales que no hacen daño a nadie y a los que quieren arrebatar de su hábitat y hogar, no hace más que desempeñar el papel de la vergüenza que mancha hasta la etiqueta del cargo que ocupa.

Después de los gatos quizás vengan las ratas y a saber qué otras muchas plagas más, pues los gatos son los mayores controladores de plagas (dejo aquí el dato por si no habían reparado en ello). Esta colonia de gatos está controlada gracias a la dedicación y al dinero de personas de a pie que se están encargando de ir esterilizando poco a poco a dichos animales, algo que debería ser labor de un ayuntamiento, tal y como se hacen en muchísimos otros pueblos y ciudades, o también de protectoras que si tuvieran el apoyo económico de dichos ayuntamientos podrían desempeñar esa labor.

Partiendo de una de las tantas cosas diferentes que han ido diciendo durante estos días a través de redes sociales y medios de comunicación, si lo que les preocupa es la suciedad que dicen generar esta colonia felina, empecemos a observar a los de nuestra propia especie y los alrededores repletos de basura y orines generados por el ser humano. Si vienen cucarachas, muy probablemente, no sea debido a la existencia de estos gatos, piénsenlo. En Ronda, señor concejal de medio ambiente, todas las zonas que deberían ser verdes, están abandonadas y llenas de basura.

No voy a poner la mano en el fuego por nadie, eso lo tengo más que claro, pues como bien he comenzado todo esto, puedo terminarlo: ninguna figura política (de las de ahora) merece mi integridad y confianza, pero siempre quedará la duda dada la falta de información y de valentía, y la sobrada contradicción en constantes cambios de argumento, de si lo que de verdad se pretendía, de primera hora, era acabar de manera radical con esta familia de felinos.

Si el caso fuera este, viajemos un poco en el tiempo: En la Edad Media las grandes mentes pensantes consideraban que los gatos eran cosa de brujas y las brujas eran lo peor que podía pasarles, es decir, mujeres cultas, leídas, sabias e inteligentes que amenazaban a la hombría y a otras tantas mujeres a las que les carcomía la envidia. La gran mayoría de esos gatos hijos de Satán, frutos del pecado, fueron exterminados. ¿Y qué pasó? Pues que vinieron las ratas y con ellas vino la peste ya que éstas eran el paciente cero y sus heces y pulgas, el virus -en cuestión de pandemias y virus nunca aprenderemos-. Si no se hubiesen matado a los gatos no hubiese habido peste, no lo digo yo, lo dice la historia corroborada. ¿Y ahora qué? ¿Qué es lo que verdaderamente buscan? ¿Los gatos estorban? ¿Los gatos son símbolo de suciedad y dañan la imagen y reputación de un pueblo que cada vez está más sucio? Miren más allá de sus ombligos, por favor, miren más allá de la plaza de toros y la Alameda, miren más allá de la Calle de la Bola y de la barriada de La Ciudad. La única Ronda que, entre comillas, está limpia, es la céntrica, la turística. Váyase, señora alcaldesa, a andar por caminos de la periferia o por barrios y calles no céntricos. ¡Ah! Perdone, como vive en Arriate quizás no pasee mucho por aquí... Disculpe mi torpeza.

El día 22 de septiembre tuve un encuentro casual con la alcaldesa, el señor Vázquez y, disculpen mi ignorancia, una concejala que no sé quién es. Ahí estaban, dando una rueda de prensa a escondidas de la ciudadanía con algunos medios de comunicación. Me acerqué con toda la educación y el respeto y la primera pregunta que me hizo la señora alcaldesa fue: “¿De qué medio eres?”. “De ninguno, soy una ciudadana más”. Pero a la ciudadanía no se le responde pues no tiene derecho a conocer. Perdone pero, ¿no es la ciudadanía la que vota? No se me hizo más que dar largas cuando, en ningún momento, ofendí a nadie. La señora alcaldesa me dijo que se hablaría de todo esto cuando pasara. El momento de hablar es ahora, cuando están furiosas las aguas y la gente merece una explicación.

Usted, como figura pública, tiene que saber estar en primera línea y dar la cara, no la espalda a una ciudadana que se le ha acercado con respeto. Pero usted, señora alcaldesa, me dio la espalda metiéndose enseguida en el coche y puso a todos los animalistas, ecologistas y, por norma general, personas que tienden más a una ideología izquierdista, de guerrilleros. No se justifican las amenazas ni la violencia verbal que ha recibido, por supuesto que no, pero no hay que generalizar y usted no sabe ser profesional aunque sí muy, pero que muy clasista. A mi comentario “Ninguno de ustedes se atrevió a aparecer ayer por la rueda de prensa de Blas Infante”, la señora concejala me respondió “¿Para qué? ¿Para que nos den una paliza?”. Disculpen, pero las que están ofendiendo son ustedes, señoras mías, no viven en el Bronx, la gente allí manifestada en respuesta a una amenaza contra el bienestar animal era gente pacífica con la que, si se dignan a darles una oportunidad, se puede hablar. Se sorprenderían de lo bien que hablamos algunos...

Si les preocupa la imagen que puedan causar esos gatos, les dejo aquí algo que he podido comprobar con mis propios ojos muchas veces: a los turistas les encanta ver a esos gatos por los jardines y muros, a sus anchas, libres, en los árboles, dormidos, jugando... Se han convertido en un reclamo fotográfico digno de postal vacacional que mostrar a familia y amigos al regreso a sus países.

Y termino aquí todo mi discurso haciendo hincapié en que ni creo ni dejo de creer, ni defiendo ni incrimino, pero no me fío de ninguna figura política a, día de hoy, faltas de ideales y de escrúpulos, y muy llenas de soberbia e importancia. Señores políticos y señoras políticas, no me representáis ninguno. Eso sí, también les digo: LOS GATOS NO SE TOCAN.
 

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