Ronda, por unas Pensiones Dignas

30/12/2020
Por Juan Castillo. 

Hace un tiempo que muchas de nuestras vecinas se concentran delante del ayuntamiento y han llevado a cabo una serie de distintas acciones, tanto a nivel local como estatal. El próximo mes de marzo hará tres años de la constitución de la plataforma de la que forman parte, y, como decía, muchas podrán haberlas reconocido ya en sus habituales reuniones frente al consistorio. Ronda por unas Pensiones Dignas compone un colectivo más que necesario hoy día, el cual, a pesar de la extraordinaria situación que nos ha tocado vivir, no ha cesado en sus reivindicaciones, semana a semana, ni en su espíritu pedagógico e informativo.

Los principios rectores, tanto a nivel local como estatal (Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones) a la que está adscrita, son imprescindibles, regidos por la Constitución Española, esa a la que todos apelan para su beneficio pero que luego ningunean y olvidan a voluntad. En concreto, hablamos del Título I, Capítulo III dedicado a los “Principios rectores de la política social y económica”, pero, sobre todo:

• Artículo 41: “Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo. La asistencia y prestaciones complementarias serán libres”.

• Artículo 50: “Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad. Asimismo, y con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio”.

Conociendo esta parte de nuestra carta magna, cabría dar por hecho que las pensiones y todo el sistema que conllevan están cubiertas y protegidas, pero la realidad nos muestra lo contrario. En este contexto, que describiremos más adelante, quiero proponer hoy un ejercicio de solidaridad. No solo por nuestros propios familiares y conocidos, pensionistas que, en mayor parte incluso han sido los más afectados dentro de esta pandemia, sino también por nuestro futuro y la sociedad que queremos construir y en la que queremos vivir.

Desafortunadamente, y a riesgo de transmitir un mensaje pesimista, esta solidaridad es inexistente. El sistema de pensiones ha sufrido un desgrane lento pero continuado, iniciado, o al menos con un punto de salida bastante claro, en los ochenta cuando el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional presiona a diversos países europeos, entre ellos España, para que recorten los gastos del sistema público de pensiones. Como resultado se intenta que éstas migren a lo privado, pero, al fracasar, se crea la Comisión del Pacto de Toledo en 1995.

Aun contando con 14 recomendaciones principales, 5 adicionales y tres objetivos plausibles, solo se ha cumplido con el primero: “Hacer recomendaciones al Gobiernos, sobre la mejora y sostenibilidad de nuestro Sistema Público de Pensiones”; pero no en vano ya que ha sido una plataforma de legitimación y apoyo al progresivo empeoramiento y privatización del sistema, apuntalado con las reformas de los gobiernos de Zapatero en 2011 y Rajoy en 2013 junto a las distintas reformas laborales. Y es que, entre estas recomendaciones de la comisión, encontramos puntos que deterioran los sistemas, como la separación de las fuentes de financiación o la compatibilidad entre pensiones públicas y privadas (recordemos que estamos intentando hacer un ejercicio de solidaridad: este modelo solo favorecería a quien pudiera costearse ambas partes, por lo que, al recortarse en lo público, sufre en mayor medida la gran mayoría de quienes solo pueden optar por el sistema de todas).

Y, por si fuera poco, dentro de un sector afectado y discriminado, quien más sufre estas medidas vuelven a ser las mujeres. Según Eurostat, la brecha entre las pensiones de mujeres y hombres es de un 32’4%, con una media de 791’68€ mensuales. Pero, desafortunadamente, las trabas no acaban ahí.

Desde la reforma de 2011 se ha acelerado el proceso con tal de igualarse al marco europeo, pero solo en ciertas facetas que generan interés para el poder económico, introduciendo, además, terminología del más puro estilo neoliberal como son las ESPV (pensiones de empresa), la Mochila Austríaca o eso de “quien contribuye recibirá”, cuando, como es obvio, no todas tenemos las mismas posibilidades ni oportunidades. La reforma de 2013 lo acentúa, y, hoy día somos testigos de su total vigencia al aceptarse las recomendaciones de dicha comisión de mano del ministro Escrivá, siguiendo el dictado para unos privilegiados sin ni siquiera cuestionarse sendas reformas que van en contra del sistema. No hay que olvidar que la subida de las pensiones conforme al IPC (aunque no del todo satisfactoria) solo ha sido conseguida gracias a la movilización de plataformas como Ronda por unas Pensiones Dignas, pero que a su vez se incentiva la jubilación a más de 67 años o se penaliza aún más la anticipada y se aumentan el número de años cotizados para el cálculo de la pensión.

La solidaridad ha sido quebrada, todas estas medidas generan desconexión intergeneracional y de clase, siendo fundamentales sus reivindicaciones, tanto para volver a trazar estos vínculos sociales como para reparar el grave daño que estamos haciendo al sistema público de pensiones. Son un total de quince, las cuales hacen hincapié en un justo reparto y administración, y mediante las cuales no solo se beneficia el sector, sino toda la sociedad: Los intentos de semblanza europeas (el espejo al que debemos asomarnos y no al de la Europa neoliberal) quedan satisfechos con la exigencia de una pensión mínima de 1080€ según la Carta Social Europea; el mercado laboral se amplía y contribuye más al restablecer la jubilación ordinaria a los 65 años, favoreciendo la inserción laboral de la juventud, al igual que con una jubilación anticipada sin penalizar con cuarenta o más años cotizados; y un largo etcétera accesible desde la página web de la coordinadora (https://coespe.info/) o cualquier lunes frente al ayuntamiento de Ronda.
 
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