Tiempos modernos

15/12/2020
Son tiempos "modernos" y de incertidumbre en los que como humanos que somos nos aferramos a cualquier atisbo de esperanza, aunque esta parta de alguna noticia falsa o de la tergiversación que se hace de esta realidad que más bien es algo surrealista por contradictorio que pueda parecernos.

Los que escribimos sabemos, más o menos bien, cómo mantener la atención en los lectores y es ir contando muy poco a poco los hechos que describimos en nuestra ficción, hay que mantener a toda costa a los lectores alertas y deseosos de saber qué va a ocurrir, esto es la ficción, este es el ritmo, el gancho, la acción, el misterio que a los lectores nos mantiene enganchados a un libro.

Es como digo lo que intentamos hacer los escritores. Pero un relato real narrado con estas técnicas, mantiene a los ciudadanos en la incertidumbre por no saber realmente a qué atenerse, en ciertas circunstancias, sobre todo en las que la salud y por ende la vida, pueden estar en juego.

Los guionistas de esta "realidad tan surrealista", están aplicando esas técnicas, con lo que nos tienen a todos en vilo, vamos, como dicen en mi pueblo, nos tienen a todos con el corazón en un puño, o acojonados.


Y ¡ay de aquellos o aquellas que digan lo contrario o pongan en duda lo narrado!

En tiempos de la inquisición quemaban en la hoguera a todo aquel o a toda aquella que les llevara la contraria, incluso con argumentos, (véase En nombre de la rosa de Umberto Eco, por ejemplo), la negación de una "verdad", dudando sobre esta, es motivo, en muchos casos, de lapidación.

Aunque el rebaño sepa que lo llevan al matadero sigue balando hasta este, si te sales de él, si no lo sigues, si preguntas, si pones en duda, si intentas descubrir algo más allá del dogma, de la "única verdad" que ellos te imponen, si no les crees, si dices que el guión está escrito muy bien, los guionistas no aceptan detractores, porque los detractores somos, según ellos, ignorantes y no tenemos conocimientos de ningún tipo para dudar de su argumento que, por supuesto, han elevado a la condición de ineludible VERDAD.

Es entonces cuando uno se sorprende ante manifestaciones como las del aplauso a las 8 de la tarde dedicado a los héroes de sanidad, quizás sea el único aire fresco que los que lo ofrecen, totalmente convencidos, tomarán en su encierro que lejos de ser voluntario es impuesto, pero los convencidos son como los creyentes religiosos que seguirán creyendo en su Dios, es el dogma, es la "Única Verdad" establecida en la tierra.

El resto, los inconformistas, los que cuestionamos, los que sabemos que una buena novela debe mantener la intriga y el misterio, esos locos seremos señalados como apestados, por no salir a la ventana y aplaudir, por poner en tela de juicio ese aplauso, dado por muchas de las manos que votaron a los que privatizaron la Sanidad Pública, por eso, no deja de asombrarme el ser humano, capaz de inimaginables aberraciones realizadas en esa historia que tan bien han escrito los guionistas de este gran teatro en el que sospechar te convierte en un excluido, un marginado.

Porque la consigna es la misma, creer todo lo que ellos, los guionistas, te digan sin ponerlo en tela de juicio, porque solo ellos como dioses tienen la verdad en sus manos, y como dioses también tienen la potestad de castigarnos: Véase la historia de la humanidad, y que alguien me diga si ésta no está alimentada de muerte y de horror.

¡Salve, César, los que van a morir te saludan!
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