Ayudémonos, es la clave

04/02/2021
El COVID-19 está amenazando a toda la humanidad, por lo que toda la humanidad debe defenderse. Las respuestas individuales de los países no serán suficientes. Debemos acudir en ayuda de los ultra vulnerables: millones y millones de personas que son menos capaces de protegerse. Esta es una cuestión de solidaridad humana básica. También es crucial para combatir el virus. Este es el momento de dar un paso adelante para los vulnerables.

El COVID-19 ya ha cambiado la vida en algunos de los países más ricos del mundo. Ahora está llegando a lugares donde la gente vive en zonas de guerra, no puede acceder fácilmente al agua limpia y jabón, y no tiene esperanza de una cama de hospital si se enferma gravemente.

Dejar a los países más pobres y vulnerables del mundo a su suerte sería cruel e imprudente. Si dejamos que el coronavirus se propague libremente en estos lugares, estaríamos poniendo a millones en alto riesgo, regiones enteras caerán en el caos y el virus tendrá la oportunidad de dar la vuelta al mundo.

Los países que luchan contra la pandemia en el hogar están priorizando correctamente a las personas que viven en sus propias comunidades. Pero la dura verdad es que no protegerán a su propia gente si no actúan ahora para ayudar a los países más pobres a protegerse.

Organizaciones humanitarias con las herramientas para combatir el virus, salvar vidas y ayudar a contener la propagación del COVID-19 en todo el mundo.

El virus ahora se está propagando en países con sistemas de salud débiles, incluidos algunos que ya enfrentan crisis humanitarias. Estos países necesitan nuestro apoyo, por solidaridad, pero también para protegernos a todos y ayudar a reprimir esta pandemia. Al mismo tiempo, no debemos luchar contra la pandemia a expensas de otras emergencias humanitarias de salud.

Los niños, niñas y adolescentes son las víctimas ocultas de la pandemia del COVID-19. Las cuarentenas y el cierre de escuelas están afectando su educación, salud mental y acceso a servicios básicos de salud. Los riesgos de explotación y abuso son más altos que nunca, tanto para niños como para niñas. Para los niños, niñas y adolescentes que se desplazan o viven en conflictos, las consecuencias serán diferentes a las que hayamos visto. No debemos defraudarlos.
España y sus conciudadanos debemos ser también la garantía y el apoyo a los países que los necesitan de lo contrario estaremos avocados a que la pandemia continúe y continúe sin muros ni limitaciones.

Debemos por lo tanto protegernos y ayudar a aquellos en los que el sistema sanitario no está al alcance de tod@s.

Es en ese contexto de gobiernos débiles sanitarios, crisis económica y amplia pérdida de identidad social, en el que los partidos fascistas hacen su aparición en el juego político de los diferentes estados.Como en aquel momento el ejemplo de la Revolución rusa de 1917 todavía hacía retemblar los cimientos del mundo y buena prueba de ellos eran los diferentes partidos comunistas que por todo el continente europeo ondeaban la bandera de la revolución y la fraternidad obrera. Vientos de cambio y de revolución que sin duda suponían una seria amenaza para las diferentes burguesías nacionales, clases pudientes que no dudaron ni por un segundo en hacerle claramente el juego a ese nuevo populismo fascista que comenzaba seriamente a cobrar fuerza en oposición al verdadero peligro comunista.

¿Por qué digo esto? Porque habrá partidos fascistas que querrán microminimizar y criminalizar las ayudas a terceros países que lo necesiten.

El supremacismo nacional lo que pretende es neutralizar al tercero, al distinto, al incapacitado... y nosotros los demócratas somos la garantía de alentar la ayuda a aquellos que más lo necesitan, porque la pandemia no entiende de fronteras ni de muros ni de los ultranacionalismos.

Ayudemos a frenar esta pandemia entre todos, y después debemos dedicarnos a erradicar la otra la del fascismo de extrema derecha.
 
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