Por Lola Castillo.
Hoy quiero lanzar un alegato en favor del comercio local y de proximidad.
Pues sí, se acercan fechas en las que absolutamente todos nos sentimos envueltos en un afán consumista auspiciado por la publicidad y la tradición que como olas imparables nos abocan a comprar.
Desde la tranquilidad de nuestras casas y la comodidad de nuestros sofás caemos en las telas de arañas de las empresas que con sus ofertas y facilidades de compra ponen a nuestra disposición a un golpe de click cualquier producto.
Atrás quedaron los días y días pensando en las aficiones, necesidades o gustos de tus seres queridos y mirando tienda tras tienda en las calles de la fría Ronda de Diciembre en busca del regalo original, útil y bonito con el que agasajarlos.
Pero reflexionemos un poco:
Las tiendas de mi barrio que venden ropa, zapatos, juguetes, electrodomésticos o perfumes han tenido que alquilar o comprar un local, cuyo propietario o arrendador pone a disposición para completar la escasa pensión o salario que cobra, el comerciante ha buscado cerca de su pueblo los proveedores de los productos que vende, proveedores que necesitan de pequeños transportistas o representantes para ofrecer los artículos y distribuirlos, si el comercio funciona bien necesita de administrativos, dependientes, escaparatistas, limpiadores etc y todas las profesiones relacionadas con la actividad de que se trate.
De esta forma se favorece la economía de nuestro pueblo, porque ese comerciante cercano paga impuestos municipales, autonómicos y estatales, impuestos que van a pagar la educación, la sanidad, la dependencia y las infraestructuras públicas para que todos los ciudadanos podamos tener una vida digna e igualitaria, fijándose así la población al territorio y activándose la economía local.
Sin embargo, ¿ Que ocurre cuando compramos en las famosas plataformas de internet?
Que estamos dando dinero a empresas que gracias a su poder económico han llegado a acuerdos con la mayoría de los estados donde operan, de tal forma que funcionan con muchas filiales que tributan en países de baja tributación o en paraísos fiscales. Además son empresas que no cumplen con los derechos laborales de los trabajadores ( excesivos contratos temporales, bajas categorías profesionales, no vinculación del salario al IPC..)
Finalmente en este año tan complicado que nos ha tocado vivir, cuando vayamos a hacer las compras navideñas miremos a nuestros vecinos y pensemos si queremos que el año que viene sigan