Covid con galletas

“Si tiene un sinvivir, pulse uno. Si tiene un malestar que va y viene, pulse dos. Si tiene un no sé qué en no sé dónde, pulse tres”. La parodia se ha hecho viral estos días en los que la covid-19 vuelve a golpearnos con fuerza. La situación, dramática, no está para hacer bromas, pero así somos los andaluces: campeones del mundo en ironía. Cuando el sarcasmo sale a relucir es que algo no marcha.  

La Sanidad Pública está mal, muy mal. En la UCI, por emplear el argot médico. Y eso, pese al ingente esfuerzo de los sanitarios, que se desloman. Nunca le estaremos lo suficientemente agradecidos. Llevan años sufriendo recortes y ahora, en plena pandemia, la Junta de Andalucía publica una orden que elimina descansos, suspende vacaciones y modifica la jornada del personal laboral, que puede ser forzado a la movilidad. De reforzar la plantilla, nada.

Andalucía redujo en un 6% su presupuesto sanitario entre 2008 y 2017, según datos del Ministerio de Sanidad. Pasó de gastar 10.300 millones a 9.600. Además, disminuyó la cantidad que invierte en cada uno de sus habitantes: de 1.270 a 1.153 euros anuales, la más baja de todo el país. Esos recortes abrieron una herida difícil de taponar, pese al aumento de los últimos tiempos.

Este año la Junta destinará casi 11.000 millones, pero la grave situación que vivimos hace insuficiente el esfuerzo. Sin entrar en debates ideológicos, no parece que sea un buen momento para elevar un 10% el dinero destinado a conciertos sanitarios en la región.

Por mucho que le pese al consejero andaluz Jesús Aguirre, Salud No Responde. En el interior de Málaga, en el paradisiaco Valle del Genal, solo cuentan con un equipo de urgencias para 15 pueblos que se encuentran a una hora del hospital comarcal de Ronda. Y en municipios como Genalguacil y Jubrique, sus 1.200 vecinos se han tenido que conformar con unas cuantas horas de atención médica este miércoles, tras casi una semana sin profesionales. Miguel Ángel Herrera, alcalde de Genalguacil, se queja de tener que mendigar una salud equitativa y justa.

El suyo es uno de los pocos pueblos de España con una concejalía dedicada a la despoblación, una palabra con la que los altos dirigentes políticos se llenan la boca, pero contra la que siguen sin actuar. La gerencia les dice que no hay médicos, y no me extraña: el año pasado más de 4.100 profesionales españoles solicitaron el certificado de idoneidad para trabajar en el extranjero por las malas condiciones que encuentran en nuestro país. Los hospitales están cerca del colapso, pero todos coinciden en que el verdadero problema está en la ausencia de rastreadores y en la atención primaria.

Hace tiempo que las citas médicas dejaron de ser presenciales para convertirse en telefónicas. Conozco pacientes que han logrado una después de días solicitándola. Les han llamado cuatro y hasta cinco días más tarde. Eso, cuando tienes suerte de que te llamen. No es un problema del personal, desbordado, sino de quienes gestionan los recursos. Llevan años desmantelando la Sanidad Pública.



El célebre artículo Vuelva usted mañana mantiene toda su vigencia. Lo publicó el periodista Mariano José de Larra en 1833 para retratar los vicios de la España de la época y, en particular, la pereza y la escasa diligencia de su aparato administrativo. Hay cosas que no cambian.

En Arriate, los vecinos se han movilizado en dos ocasiones en menos de un mes para solicitar un refuerzo del personal sanitario y una atención médica presencial. Han reunido mas de mil firmas que los organizadores pretenden hacer llegar al delegado provincial de Salud, Carlos Bautista. Este considera que no son “aconsejables” más reuniones ni manifestaciones. Quizás el reto de la galleta lo mantenga demasiado ocupado como para atender las demandas de los ciudadanos.